jueves, 21 de junio de 2012

Apéndice del capítulo 34. Hacia los calabozos de Viena


        
Edgar, por fin, ha conseguido legalizarse en Austria. Europa existe. Lo ha conseguido pero tiene una multa de 80 euros por haberlo hecho con retraso. En caso de no poder pagarla, tiene la opción de canjear esos 80 euros por trece horas de la cárcel (sic). Generosidad austriaca. Algunos amigos de aquí le han sugerido la posibilidad de aceptar esas horas de cárcel. Por lo visto allí, en los calabozos de Viena, los “legalizados pobres” se juntan con otros malhechores y cumplen sus horas jugando a cartas, hablando de posibles negocios, futuras alianzas. Incluso puede cumplir las horas en varios plazos. Puede tomárselo como un primer trabajo a tiempo parcial. Bien pensado, 80 entre 13 le sale a más de seis euros la hora. No está tan mal para jugar a cartas y estar en compañía de otros camaradas.
Hay que pensarlo. En la cárcel nunca se sabe. Primero son trece horas y luego llegan las sanciones por mala conducta y en fin…
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